Kostyantynivka es una ciudad ubicada a pocos kilómetros de Bakhmut. Casi no quedan civiles y todas las casas en las que antes vivían familias se han convertido ahora en pequeños campamentos militares donde los soldados ucranianos descansan y se preparan para volver a la primera línea.
Aquí las que antes eran casas civiles se convierten ahora en pequeños campamentos militares donde los soldados descansan y se preparan para regresar a la ciudad de Bakhmut. Alejados de la efervescencia del frente de batalla, los soldados encuentran un refugio temporal, una pausa efímera en medio del tumulto incesante de la guerra. Es en esa calma atípica donde se revela una realidad paralela, una vida que trasciende la ferocidad del campo de batalla. Una calma que se ve interrumpida por el ruido de combates, explosiones y algunos bombardeos en los que descansan. La espera es la aliada y al mismo tiempo la némesis de estos hombres. Descansan bajo el peso de sus pensamientos, la sombra de la incertidumbre amenaza sus mentes mientras la aparente quietud deja paso a la angustia interna. Las caras cansadas reflejan historias vividas y sueños truncados. Las cicatrices invisibles de la guerra se manifiestan en miradas perdidas, en silencios que resuenan con el rugido de las explosiones.
Kostyantynivka es una ciudad ubicada a pocos kilómetros de Bakhmut. Casi no quedan civiles y todas las casas en las que antes vivían familias se han convertido ahora en pequeños campamentos militares donde los soldados ucranianos descansan y se preparan para volver a la primera línea.
Aquí las que antes eran casas civiles se convierten ahora en pequeños campamentos militares donde los soldados descansan y se preparan para regresar a la ciudad de Bakhmut. Alejados de la efervescencia del frente de batalla, los soldados encuentran un refugio temporal, una pausa efímera en medio del tumulto incesante de la guerra. Es en esa calma atípica donde se revela una realidad paralela, una vida que trasciende la ferocidad del campo de batalla. Una calma que se ve interrumpida por el ruido de combates, explosiones y algunos bombardeos en los que descansan. La espera es la aliada y al mismo tiempo la némesis de estos hombres. Descansan bajo el peso de sus pensamientos, la sombra de la incertidumbre amenaza sus mentes mientras la aparente quietud deja paso a la angustia interna. Las caras cansadas reflejan historias vividas y sueños truncados. Las cicatrices invisibles de la guerra se manifiestan en miradas perdidas, en silencios que resuenan con el rugido de las explosiones.